¿Usted sabía que ahora mismo, burbujeando en su interior yace el sobreabundante favor de Dios? Usted lo activará por medio de su alabanza y gratitud.

Así como el vapor causa que la nube suelte lluvia, nuestra alabanza hace lo mismo al desatar una lluvia de favor. Nuestra alabanza es un catalizador que nos saca de la sequía. Si desea ver que Dios se mueva más en su vida, entonces es el momento de aumentar su alabanza y gratitud.

Permita que este mensaje le muestre como desarrollar un hábito de alabanza al explorar hombres y mujeres de fe que vieron a Dios obrar milagros debido a su fiel alabanza del Creador. Explore los milagros de Jesús y vea cómo la gratitud y la alabanza formaron parte de cada milagro. Cuando aplique este principio poderoso, usted también llegará a ser un hacedor de lluvia en su propia vida.