Muchos de los milagros de la Biblia sucedieron de repente. De repente, en contra de todas las probabilidades, estando Pedro en prisión, un ángel del Señor lo liberó. De repente, David llegó a ser rey seguido al peor fracaso de su vida. De repente, Jesús sanó a un niño y ni siquiera se encontraba en el mismo pueblo que él.
Dios es el mismo hoy y tiene el mismo poder milagroso. ¿Hay alguna relación, sanidad o necesidad por la que estás creyendo? No te des por vencido porque antes de lo esperado, Dios llegará con tu respuesta.
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