Cuando oramos y liberamos nuestra fe, cuando le pedimos a Dios que obre en nuestras vidas, nuestra petición abre la puerta para ver Su mano en ella. Sin embargo, debemos pedir.
Jabez hizo una oración audaz a Dios, a pesar de su crianza y su entorno, se atrevió a pedir: «Bendíceme y ensancha mi territorio...». 1 Crónicas 4:10 NVI
¿Estás haciendo oraciones audaces, o permites que tus circunstancias, tu crianza, lo imposible que parece la situación te impida pedir en grande?
¡Que el no pedir, no sea la causa que te impida recibir lo mejor de Dios en tu vida!
Deja que este mensaje «Pida en grande» te inspire a hacer peticiones audaces para que puedas vivir en la plenitud que Dios tiene para ti y a convertirte en todo lo que Dios te ha creado para ser.
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